

Calçot es una palabra del catalán con la que se denomina a un cultivar de la Allium cepa o cebolla, la Blanca Tardana de Lérida, que se labora en áreas cercanas a la costa de Cataluña sobre todo en las comarcas de Alt Camp, Baix Camp, Tarragonés y Bajo Panadés.
Protegido por una denominación de origen propia, el calçot de Valls se caracteriza por una longitud de 15 a 25 cm (parte blanca) y un diámetro, medido a 5 cm de la raíz, de entre 1,7 y 2,5 cm.
Protegido por una denominación de origen propia, el calçot de Valls se caracteriza por una longitud de 15 a 25 cm (parte blanca) y un diámetro, medido a 5 cm de la raíz, de entre 1,7 y 2,5 cm.
Se consumen los tallos jóvenes y se puede hacer entre el final del invierno y principios de la primavera. El calçot forma la base de las populares calçotades, que se han convertido en una fiesta en la que se consumen asados preferiblemente y tienen que hacerse sobre la llama viva, no hay que esperar a que se haga brasa como se asaría la carne. Una vez hechos cuando las capas exteriores están negras, entreabiertas y echan una especie de espumita, se envuelven en grupos de 25 aproximadamente en varias hojas de papel de periódico y se dejan como mínimo una media hora para que acaben de cocerse con su propio calor. Se comen pelando las capas exteriores y untando el calçot acompañados de una salsa romesco, elemento fundamental para los calçots y para mi lo que le da más gracia.
Una vez consumidos los calçots y tras lavarse las manos ( quedan completamente negras), se come carne y butifarras asadas sobre las brasas que quedan después de hacer los calçots, todo ello regado con mucho vino o con cava y sobretodo con los amigos o con la familia y con ambiente de fiesta.
Una vez consumidos los calçots y tras lavarse las manos ( quedan completamente negras), se come carne y butifarras asadas sobre las brasas que quedan después de hacer los calçots, todo ello regado con mucho vino o con cava y sobretodo con los amigos o con la familia y con ambiente de fiesta.




















